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La voz de los sin voz sigue pregonando 
su mensaje alrededor del mundo


Héctor Sermeño

Tal y como Monseñor Romero lo hubiera querido, sus palabras proféticas siguen sonando y muy actualizadas, porque los problemas que el denunciaba hace ya varias décadas, lo que prácticamente lo llevó a su martirio, siguen aun vigentes como en aquellos años 70´s.

Esta vez su mensaje fue escuchado en Mount Alvernia, un centro de retiro, ubicado en el municipio de Wappingers Falls, muy al norte de la ciudad de Nueva York; donde la comunidad salvadoreña y latinoamericana en general que vive en la zona de Mid-Hudson realizó una misa, seguido por un convivio  en conmemoración de nuestro mártir y ahora beato, Monseñor Óscar Arnulfo Romero.

“La sangre derramada con tanta violencia por Monseñor Romero en el altar mientras ofrecía la eucaristía, nos darán los mismo frutos de paz que la sangre derramada por Cristo en la cruz en el Calvario”, comentó entre otras 
cosas el sacerdote franciscano, Joaquín Mejía, durante su sermón, el cual fuera acompañado por el Obispo Auxiliar de Nueva York, Monseñor Peter Byrne.

La iglesia ubicada en dicho centro de retiro estaba abarrotada y el servicio religioso era acompañado por el coro de la Iglesia “Misión Guadalupana”, de la parroquia San Patricio y aunque la mayoría de ellas eran de origen mexicano, todas conocían las letras de las canciones de Monseñor, que los salvadoreños han cantado por décadas.

Lo mas sublime de la misa llegó cuando se escucharon en los altavoces las palabras de Monseñor Romero, cuando les pedía, les rogaba y les ordenaba a los militares que cesaran la represión contra el pueblo, en aquella famosa homilía un día antes de su muerte. “Los asesinos de Monseñor, así como los centuriones que flagelaron a Jesucristo se salvaron por la sangre derramada por sus víctimas”, interpretó el padre Mejía, quien coincidentemente también es originario del departamento de San Miguel, como el Beato Romero.
“Tenemos que pregonar el mensaje de reconciliación de Monseñor Romero por todas partes, ya que esto ayudará a la comunidad hispana en Estados Unidos a mantenernos unidos, mientras luchamos por nuestros intereses comunes”, dijo Mario Díaz, quien junto a un grupo de 7 feligreses, manejaron mas de dos horas  desde Nueva Jersey para hacerse presente en la actividad.
 
Al finalizar la misa, todos los presentes se trasladaron hasta el sótano del edificio, donde se realizó un pequeño convivio. Un grupo de religiosas salvadoreñas se encargó de entonar el “Saludemos la patria orgullosos”, se recitó la oración a la bandera salvadoreña; e incluso, el  grupo folklórico Monseñor Romero, deleitaron a la audiencia con bailes típicos salvadoreños y por su puesto, se cantó a viva voz “El Carbonero”
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