Los salvadoreños dijeron presente en el primer
festival cultural de New Jersey
Héctor Sermeño
El “Hat City Street Festival” organizado por los vecinos de la ciudad de Orange y sus organizaciones de servicio y desarrollo se llevó acabo el pasado 7 de junio, lo que junto a la organización “Valley Arts” se convirtió en el primer festival del estado de Nueva Jersey donde los salvadoreños dijeron presentes para dar a conocer nuestra gastronomía, lo que por estos lados a veces representa una comida exótica, pero muy bien aceptada por los lugareños. La actividad cultural que inició a las 11am, se prolongó hasta las 7pm, se llevó a cabo entre la esquina de las calles Forest y Tompkins. “Este es realmente un gran día para el arte, la música, la comida y especialmente la diversión, es también un símbolo llamativo de la energía creativa que está transformando el Valle de Orange en un lugar muy creativo”, comentó Jammy Summer Johnson, una voluntaria, recientemente elegida para un cargo público de la localidad. |
Según Summer Johnson, Valley es un área muy significativa de Orange, por eso comenzaron con este festival artístico para reunir a todos los artistas locales, jóvenes y viejos y así mostrar y glorificar su talento artístico. “Por eso estoy acá vendiendo camisetas con el logo, El Orgullo de Orange, para juntar a nuestro pueblo a través de sus tradiciones, su cultura, su música”, añadió Johnson, quien además es maestra de primaria en una escuela de la comunidad.
“Esta fue la segunda versión del festival cultural Hat City Street y nosotros estamos acá en representación no solo de la comunidad salvadoreña, sino prácticamente latinoamericana en general”, decía Marcos Monroy, propietario del El Salvador Restaurant, mientras atendía a la larga cola de comensales que demandaban la comida salvadoreña. Monroy es un salvadoreño oriundo de Metapán, quien desde hace muchos años se estableció en esta zona del estado Jardín con este |
negocio familiar, que es visitado por salvadoreños de toda la región de Nueva York y Nueva Jersey. “A esta hora lo que más estamos vendiendo son los mangos, debe ser por el calor. Aunque también hay gente haciendo cola para comprar carne asada, chorizos y por supuesto las pupusas”, comentó Marcos, sin poder disimular su satisfacción.
Aunque Orange es una ciudad con una población de más de 30 mil personas, de las cuales más del 75 por ciento son afro-americanos, en esta actividad cultural hubo representaciones de todos los grupos étnicos que integran la sociedad, incluso clubes que representan los distintos centros educativos de diferentes niveles y tal como dice Johnson, el arte es la mejor forma de integrar a toda una comunidad. Por cierto, Marcos Monroy acaba de regresar de El Salvador, donde celebró no sólo su cumpleaños, sino también la novena corona ganada por el Metapán, en la inédita final jugada en el Cusca, con el Dragón de San Miguel. |